Tuesday 5 November 2013

Malvinas y la necesidad de una solución razonable: compromiso



¿El referéndum en las islas Malvinas terminará con el conflicto? ¿Es factible la independencia? ¿Es el status quo la mejor solución? ¿Tiene el gobierno de Argentina un enfoque intolerante hacia los isleños?


Suponiendo que todos queremos una solución real y pacífica, todas las preguntas antes mencionadas están interrelacionadas. De esta manera, dependiendo de cómo las respondamos,  bien podríamos ver el siguiente capítulo de una historia sin fin, un conflicto que se agrava o avanzar hacia una conclusión definitiva.

Si queremos una solución pacífica, real y definitiva, respondería: no, no, no, sí. En efecto, el referéndum es un paso importante hacia la solución del problema, pero no la solución en sí misma. A partir de ahí, ni el status quo ni independencia significarían asegurar el futuro de los isleños. Sin embargo, el gobierno de Argentina no puede basar su enfoque en hacer caso omiso de una de las partes involucradas.

Argentina, el Reino Unido y las islas Malvinas tienen que comprometerse si quieren poner fin de forma pacífica y definitiva a la disputa. ¿Qué quiere decir comprometer? En términos generales, compromiso significa llegar a un acuerdo entre las distintas partes en relación con algo que ellos están reclamando al aceptar las reclamaciones de los demás (o parte de ellas). Implica diálogo, y el diálogo implica respeto mutuo, tolerancia.

Con el fin de dejarlo en claro, vamos a ver los rasgos que caracterizan a cualquier compromiso:

a) Varias partes: es necesario más de una parte interesada en aquello que es el centro u objeto del conflicto. En el caso de las Malvinas, tenemos tres partes: Argentina, el Reino Unido y los isleños.

b) Diferencia: un desacuerdo o un conflicto entre las partes. ¿Por qué habríamos de pensar en un compromiso si no hay conflicto? Aunque hay varias razones para que el conflicto de Malvinas exista (por ejemplo, financieras, ubicación geoestratégica, recursos naturales, etc.) las partes principalmente discuten sobre su soberanía. Parece que todos quieren la soberanía exclusiva sobre el territorio, ya que les otorga todo lo que buscan en sus agendas, es decir, la cohesión interna por razones políticas internas tales como la popularidad, la autodeterminación y todo lo que este derecho implica, la explotación de los recursos naturales, los derechos humanos, etc).

c) La participación de los que son parte en el conflicto: Argentina, el Reino Unido y las islas Malvinas participarían a través de sus representantes. Ningúna otra parte o representante extraño al conflicto deben ser incluidos. Para ponerlo en términos simples, si tengo un problema con mi vecino, no llamaría a mi mamá, papá, hermanos, hermanas, amigos para que me apoyen, y mi vecino no estaría invitando a los suyos. Estaríamos frente a frente en una discusión uno a uno.

d) Las concesiones recíprocas: todas las partes tienen que comprender que si quieren una solución pacífica, real y durable, tendrán que aceptar y hacer concesiones mutuas, es decir, renunciar a parte de sus derechos reclamados o su extensión. Otra opción podría ser en realidad emprendimientos bi o trilaterales.

e) Tiempo: un conflicto que ha estado vigente durante siglos no se resolverá con una sola reunión. Por cada dos pasos adelante, podría darse un paso hacia atrás. Y eso es perfectamente normal y aceptable, siempre y cuando sigamos avanzando.

f) Convenio: ninguna parte puede ser obligada a hacer, no hacer, aceptar o rechazar algo. Eso es una capitulación. Argentina, el Reino Unido y las islas Malvinas deberían ponerse de acuerdo sobre los términos del convenio. Cada una de las partes y sus representantes deben tener libertad total en las negociaciones.

¿Es esto una utopía? Depende. Si sólo se centra la atención en los objetivos de corto y mediano plazo (por ejemplo, las elecciones locales), nunca va a suceder. Si queremos una manera razonable de abordar el conflicto y buscar un acuerdo real, pacífic y duradero, es el camino a seguir.

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