Sé y estoy seguro que hoy te quiero, mas no te amo. El querer es rápido, efímero, instantáneo. El amor crece, se fortalece, es eterno. Hoy aún no sé si quiero estar toda la eternidad contigo. Si sé que quiero probar, darme, darte y darnos la oportunidad de saber si somos, estamos hechos para una eternidad de aventuras, subidas y bajones juntos.
Por qué no te digo te amo? Porque sería mentirte, y sobre todo, mentirme. Si voy lento es por mí, es por ti, es por nosotros, y por, si es que eres ese que imagino, los futuros nuestros.
Hoy siento muchas cosas por ti, otras tantas que no he sentido antes, otras que me han pasado a veces. Te miro a los ojos y me veo, y te veo. Reconozco en tu alma a veces la mía.
Es pasión y no es solamente pasión, es extrañar pero no me desangra, es sublime pero tranquilo, es zozobra pero con estrella polar. Me siento perdido? Para nada. Me siento confiado? Tampoco. Me siento seguro y decidido a vivir una historia como nunca había o hube vivido, que soñaba y sabía iba a vivir. Eres tú la pieza que hacía falta para ponerla en marcha, hacerla carne y vuelo, perfume y sal, dulce y tensa, fluida y serena? Puede que sí. Hoy, como ayer, como desde el día que nos conocimos, pongo todo –y más- en la mesa. Quien no arriesga no gana dicen… en mi caso, no siento que arriesgue, siento que vivo. Y sí, aprendí hace mucho que esta existencia es efímera y hace mucho también decidí vivirla al límite. Pongo el corazón, el alma, el todo… si eres ese, será aquello que tan escaso hay, dos almas libres volando juntas … si no lo eres, sólo el tiempo dirá … Porque, cuando tiene que ser, va a ser… hoy te puedo decir que te quiero con el alma.