Khemed,
Syldavia y Borduria están teniendo negociaciones acerca de la soberanía sobre
Khemed. Su mundo está a punto de perecer y deben llegar a un acuerdo. Cada una
de estas partes envió representantes a las negociaciones. Mediante la
aplicación de maximin, los
representantes decidieron compartir la soberanía. Por simple que parezca,
enfrentan otro problema: ¿cómo van a compartir la soberanía? Es decir, ¿cómo se
puede dividir la soberanía? Ya revisaron varias opciones y las rechazaron
todas. Primero, el derecho histórico. Beneficiar sólo a una de las partes fue
la segunda opción. La tercera opción revisada fue dividir la soberanía en
diferentes porciones. En este momento, están considerando si la soberanía se
puede dividir en partes iguales. En resumen, dividir la soberanía por igual
significa otorgar a partes desiguales en muchos niveles y en muchos aspectos,
porciones iguales de soberanía sobre Khemed. Con esto en mente, es muy probable
que cualquier representante razonable vea al menos tres problemas principales:
a) ¿Cómo
se distribuirán los derechos y beneficios?
b) ¿Cómo
se distribuirán las obligaciones?
c) ¿Qué
van a hacer con las áreas de soberanía que, en principio, no se pueden dividir?
Pensando
como lo harían los representantes, consideremos estos tres problemas de a uno
por vez.
Primero,
la soberanía sobre cualquier tierra implicará derechos y obligaciones. Khemed,
como cualquier otro territorio, implicará derechos y obligaciones en términos
de su soberanía. Centrados solamente en los derechos, si Khemed, Syldavia y
Borduria recibieran una porción igual de soberanía, a primera vista la decisión
parecería justa. ¿O no? El problema no es la división teórica igual, sino su
aplicación a la realidad. Después de firmar un acuerdo de este tipo, Khemed y
Borduria se encontrarían con el 33% de los derechos en relación con, por
ejemplo, la exploración y explotación de los recursos naturales raros que
podrían salvarlos a todos. Como sabemos, solamente Syldavia tiene la tecnología
y los medios para explorar y explotar el recurso. Esto significa que lo que en
principio parece ser una distribución justa de la soberanía porque las porciones
son iguales, en realidad resultará en la desventaja de la mayoría de las partes
y en la ventaja de sólo una de ellas.
Al
igual que en el punto anterior, los representantes pensarían en la división igualitaria
de las obligaciones. En ese sentido, consideremos el mismo ejemplo, ésto es la
exploración y explotación de los recursos naturales. ¿Estaría solamente Syldavia
obligada a hacer esto ¿Qué pasa con la obligación que Khemed y Borduria ya que
no pueden cumplir porque no tienen ni la tecnología ni los medios? Consideremos
otro ejemplo importante: ¿cómo protegerían o defenderían las tres partes el
raro recurso natural? Los tres pueblos, Khemedianos, Syldavianos y Bordurianos
dependen del raro metal para sobrevivir a una catástrofe natural. Si dividen la
soberanía entre las tres partes en porciones iguales, cada una estará obligada
a proteger el mismo recurso raro. ¿Cómo cumplirán Khemed y Borduria su
obligación cuando no tienen los medios para hacerlo?
Considerar
los dos asuntos que abordamos antes de manera separada demuestra ser un
problema si los representantes quieren dividir la soberanía en partes iguales.
¿Cambiaría esta visión si consideráramos la división igual de derechos y
obligaciones conjuntamente? La respuesta es corta: no lo haría. ¿Por qué? Si
Khemed, Syldavia y Borduria aceptaran dividir por igual los derechos y
obligaciones en relación con la soberanía sobre Khemed, en el caso de, por
ejemplo, la exploración y explotación de recursos naturales, Syldavia sería la
única capaz de hacerlo. Además, en el caso de la protección del territorio y
los recursos, Syldavia sería una vez más la única parte con la capacidad de
hacerlo. En resumen, Syldavia sería la única parte capaz de ejercer sus
derechos en relación con la soberanía sobre Khemed (al menos en los ejemplos
que examinamos) y la única parte capaz de cumplir con sus obligaciones. ¿Daría
esto a los Syldavianos el uso y la propiedad exclusivos del recurso natural
raro? O, por la razón que fuera, ¿tendrían que compartir el resultado de sus
esfuerzos, mientras que Khemedianos y Bordurianos hicieran muy poco?
El
tercer y último problema que consideraremos: ¿qué pasa con las áreas que no se
pueden dividir? Del mismo modo, ¿qué pasa con las áreas que, en principio,
podrían dividirse, pero que no podrían dividirse por igual? Dejando de lado por
ahora las consideraciones que acabamos de hacer, la soberanía sobre Khemed implicará
de hecho recursos naturales (incluido el metal raro), su exploración y
explotación, protección, y otras áreas que en principio podrían dividirse. Pero
habrá muchas otras áreas que resultarán difíciles de dividir. Por ejemplo,
¿cómo van a compartir la creación y la aplicación del derecho? Para un ejemplo
específico, ¿qué pasa con el derecho penal o criminal en el caso en que una de
las partes todavía tuviera la pena de muerte como sanción capital y las otras
dos partes no? ¿Qué pasa con los derechos humanos en el caso de que una o más
de las partes se rijan por regímenes diferentes al de una democracia? En el
aspecto social, ¿qué pasa con las migraciones, cuestiones relacionadas con la
etnia, el idioma, la cultura y la religión? ¿Prevalecen los deseos de la
mayoría? ¿O deberían llegar a un nuevo acuerdo? Y estos son sólo algunos
ejemplos. Recordemos que la soberanía tiene que ver con muchas áreas y muchos
niveles.
Podría
haber otros problemas con la división igual de la soberanía sobre Khemed. En
cualquier caso, los representantes reconocerían al menos los tres considerados
anteriormente. Es muy poco probable que un representante razonable opte por
esta opción e incluso si uno de ellos lo hiciera, es extremadamente difícil ver
cómo los tres llegarían a tal acuerdo.
Los siguientes
posts introducirán algunas otras consideraciones. Esta vez, los representantes
tendrán que ser más creativos y proponer otra opción, ya que las que ya están
disponibles parecen resultar en disputas interminables. Y, como sabemos, con el
fin de su mundo llegando rápidamente, tiempo es algo que no pueden dar por sentado.
Jorge
Emilio Núñez
13
de noviembre de 2017
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