Mamá me mima, mamá me ama decía el texto que teníamos allá en primer grado. Pero mi mamá, mi mamá siempre hace más.
Mamá me entiende cuando ni si quiera sé de que hablo; mamá me escucha cuando el mundo duerme. Mamá me dio la vida, pero no solamente la vida, me dio una vida con principios que ella vive día a día; me enseñó a hacer la diferencia, a creer en mi mismo, a seguir aunque el mundo diga que no.
Sí, es cierto todo lo que dicen y escriben: Mamá me ama y me dio la vida. Lo que no nos dicen es que hay mamás (como la mía!) que toman el overol y se dedican a ser mamá las 24 horas, los 365 días desde que aparecemos en esta existencia. En China, en Rusia o en Argentina, distancias y tiempos son ideas abstractas; ella esta.
Me cose las alas cuando en algún batallar se lastiman; sus manos doradas muestran el trabajo de años; cada mancha, cada arruga, cada linea marcada tiene algo nuestro. Y, sin embargo, aun hoy, después de tantos anos, es la primera en recibir cada día, en estar cada mañana, y la ultima en despedir cada noche.
Cierto, es triste ver que alguien la pueda lastimar, hacerla llorar, no ver lo que veo. Pero, para aquellos, que pena. Perder minutos con esa mamá es negarse a algo único e indescriptible que llena el alma. Y, que si no esta, duele en el pecho con dolor sordo.
A mamá le digo hoy, como le digo siempre, como cada día, te quiero mamá!
Gracias por ser mi mamá.
Te amo,
Jorge
Manos ajadas de tanto trabajar,
los años clementes no les han sido
y sin embargo, por ella dejarme abrazar
es aquello que seguir me ha permitido.
Silenciosa, tímida y aveces con vergüenza
la mas solida, la mas estoica
mujer, madre, abuela todas una con sutileza
día a día hace esa diferencia única.
Cabello gris y blanco, mirada limpia, mirada calma
sus labios nunca ofenden, si uno de la verdad es amigo.
Fideitos y pasta los domingos, deleite por demás
y cada día planchar, lavar, cortar y tanto mas.
Mamá es de esos seres que se las ingenia
para, sin esfuerzo y naturalmente, llenarme el alma.