Monday 4 July 2011

Londres, miércoles 29 de junio de 2011

Cafetería en Londres. Mañana de verano de un miércoles soleado, Temprano, muy temprano. Unas pocas personas sentadas adentro del lugar. Otras tantas entrando y saliendo. Desde afuera entra el sonido de la ciudad: motocicletas, automóviles, maquinas de acero y plástico. En el lugar, música suave, casi elegante, con algo de sabor latino. En una de las mesas una pareja que parecen ser madre e hijo. Ella en sus cuarenta; él de escasos veinte. Ella de espaldas a mí, sólo distingo su cabellera entre gris y blanca hasta la nuca, sweater de hilo o algodón muy fino, también gris, se escapa por debajo lo que aparenta ser una camisa con, quizá flores blancas y anaranjadas, pantalones capri de jean azul oscuro y unas sandalias deportivas (de las de plástico y tela). EN general, de complexión delgada y modos suaves, sobrios, sin ser protocolar, de cierta elegancia en la postura recta y al tomar el tazón de café. El hijo, de frente a mí, con rostro muy joven, cabello rubio oscuro, amarronado, alborotado pero no desprolijo, tez blanca, ojos pequeños y rasgados de un color que no distingo por la distancia que nos separa pero imagino claros, celestes, nariz pequeña, angular y boca también pequeña, de labios algo rojizos y finos. Viste una camiseta color naranja de mangas cortas con alguna inscripción en letras blancas y fondo oval azul, jeans color gris gastados a la altura de las rodillas. EL calzado se me escapa ya que la madre dispuso entre él y ella, en el piso, su bolso deportivo, ocultándome el detalle. EL también es de gestos contenidos, mínimos. No se cruzan palabras, escasas miradas tan sólo. Ella sigue saboreando el café tomando con ambas manos el tazón y dando sorbos repetidos, seguidos pero cortos. El, de tanto en tanto, revisando su teléfono móvil.
¿Y por qué me detengo a describirlos a ellos de entre los concurrentes en la cafetería? De nuevo, signos; esta vez, con reminiscencias de un pasado y emociones encontradas. La ciudad, otra; incluso, el país y la época fueron otros; y los protagonistas…

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